El corsario neerlandés Baltazar de Cordes segundo al mando de una expedición que zarpó el 27 de junio de 1597 de Rotterdam con 5 buques, los que sufrieron grandes pérdidas al cruzar el estrecho de Magallanes, finalmente lograron cruzar al Pacifico con varios buques menos y lograron alcanzar tierra en la península Lacuy, en el norte del archipiélago de Chiloé, donde gracias a sus conocimientos del idioma español lograron comunicarse con los indígenas locales y unos desertores españoles que les informaron de la situación de indefensión que se encontraba Castro, el principal puerto de Chiloé.
Dado esta situación Baltazar de Cordes en el otoño del año 1600 organizó un ataque de indígenas por tierra y por mar, mientras que astutamente se presentaron como aliados de los españoles. Gracias a esa artimaña lograron capturar el puerto el 16 de abril de 1600 y permanecer dueños de toda la colonia por algunos meses. Sin embargo, la reacción del capitán Pérez de Vargas, que había logrado ponerse a salvo, y luego la llegada del refuerzo del capitán Francisco del Campo, lograron recuperar el control de la isla en el combate de Castro. Para la recuperación fueron claves las temerarias acciones de dos mujeres, Inés de Bazán y Elvira Cabezas, heroínas de Chiloé. Doña Inés de Bazán es célebre por haber saboteado parte del armamento de los holandeses que habían ocupado temporalmente Castro, y contribuyó a pasar pólvora e información a la resistencia española ubicada en los alrededores de la ciudad. Así también, Doña Elvira Cabezas, menos reconocida pero no por ello menos distinguida, destacó al esconder al enemigo el estandarte real de la ciudad, motivo por el cual fue condenada al azote por los piratas holandeses.
La imagen pertenece a la revista el Cabrito (década de 1950), con una narración algo idealizada de la gesta de doña Inés, aporte de Chiloé Histórico.