Alonso de Ercilla y Zúñiga, militar y primer poeta de Chile

Alonso de Ercilla es muy renombrado, sus versos son mencionados en discursos públicos, pero su vida es poco conocida. El fue un soldado de la época más dura de la conquista y su poema épico “La Araucana”, plasma la historia de aquella ruda e incipiente Guerra de Arauco, la cual fue dedicada al entonces príncipe de Asturias Felipe, hijo del emperador Carlos V.

«Chile, fértil provincia y señalada
en la región antártica famosa
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa;
la gente que produce es tan granada
tan soberbia, gallarda y belicosa,
que no ha sido por rey jamás regida
ni a extranjero dominio sometida».

Alonso de Ercilla y Zúñiga, nació en Madrid el 7 de agosto de 1533. Debido al origen noble de su familia, su infancia transcurre en la corte de Carlos V, donde fue paje del entonces príncipe Felipe. En ese entorno, recibo la formación renacentista que lo haría famoso, en la cual consideraba además el aprendizaje de varias lenguas como latín, francés, italiano y alemán.

Tras la muerte de Don Pedro de Valdivia en la batalla de Tucapel el 25 diciembre de 1553, Ercilla de 23 años emprende viaje al Reino de Chile junto al nuevo y joven gobernador Don García Hurtado de Mendoza, arribando al puerto de Coquimbo, el 23 de abril de 1557.

Rey Felipe II
Felipe Rey de Chile

Don Alonso permaneció casi dos años en Chile, participando en múltiples batallas que comenzó a relatar junto con la vida y parajes y gente que iba conociendo, este es el origen de La Araucana, poema épico dedicado al futuro Rey Felipe II, quien ya había sido coronado Rey de Chile, Nápoles y Sicilia en septiembre de 1554.

El autor de La Araucana,  afirma que escribió su obra en trozos de cuero, pedazos de cartas y cortezas de árbol, durante las mismas campañas, anotando cada noche los sucesos del día, en los sitios en que ocurrieron y averiguando entre los soldados los sucesos acontecidos. De este modo, su obra posee valor documental e histórico. La leyenda, dice que al llegar a Chiloé habría escrito en el tronco de un árbol, con su cuchillo, una famosa estrofa de su poema.

Fin a su paso por Chile

Hurtado de Mendoza

En la ciudad de La Imperial tuvo un incidente con el capitán don Juan de Pineda, quien estaba enemistado con Alonso de Ercilla por rencillas anteriores y en un momento dado ambos sacaron espadas produciéndose una confusa pelea. Garcia Hurtado de Mendoza, molesto por los actos de indisciplina, condenó a ambos a muerte y que fueran ejecutados al amanecer del día siguiente.

Muchas personas influyentes, considerando injusta la condena trataron de persuadirlo sin éxito; algunos vecinos  acudieron a una doncella araucana de La Imperial, a quien el Gobernador miraba con notoria simpatía. La joven, acompañada de otra mujer habría llegado hasta él, obteniendo que se les cambiara la pena por el destierro del Reino.  Es por esta situación y en homenaje a aquella doncella de Arauco, Ercilla habría titulado su poema con el nombre de «La Araucana«.

Don Alonso salió de Chile endeudado, sin encomiendas, habiendo sufrido afanes, hambre y vigilias; regresó a España en 1559 lleno de recuerdos y aventuras. Sin embargo, la publicación de la primera parte de su poema le dio fama en España y en otros países. Luego recibiría fortuna gracias a una herencia familiar y a un matrimonio conveniente. Además, fue ordenado Caballero de la Orden de Santiago, lo cual aumento su prestigio.

El primer poeta de Chile murió en Madrid a los 61 años, el 27 de noviembre de 1594, luego de publicar dos volúmenes más de la trilogía de La Araucana, que tal vez debió llamarse: “La Araucana que salvó mi vida”, por aquel episodio en La Imperial que quizás de no producirse nunca habría llegado a concluirse. En Santiago de Chile se le recuerda con una bella estatua en la calle Blanco Encalada con Ejercito. En ella se puede ver a un Ercilla vestido de soldado escribiendo y una joven doncella araucana a sus espaldas llevándole laureles de gloria. Así mismo, existen múltiples parques y prestigiosos colegios e instituciones que llevan su nombre a lo largo de todo el país.