Es común y hasta popular en Hispanoamérica la idea de que los problemas del subdesarrollo son culpa de la herencia española. Constantemente lo vemos señalado en los medios de comunicación o en declaraciones políticas, como motivo principal de la pobreza en el continente.
Pero nada más alejado de la realidad; entre 1800 y 1820, los niveles de vida de los trabajadores en la América española eran superiores, midiendo por la capacidad de compra de los salarios en productos como grano, carne y azúcar. Eran de los salarios más altos del planeta, más altos que en Asia y algunos países europeos (ver gráfico de comparación de salarios).
En el virreinato de la Nueva Granada en 1795, el sueldo anual del virrey era de 320.0000 reales. Un trabajador rural ganaba 240 reales, el administrador de la Casa de Moneda: 24.000 reales, carpintero: 544 reales, maestra: 192 reales, el jornal diario era entonces de 2 reales. Leer más