Estados Unidos Hispanoamericanos: Chile y Argentina

El titular puede parecer descabellado y fruto de un sueño difícil de realizar, puede ser pero a mediados del siglo XX se pudo llevar a cabo, se llegó a plantear seriamente por los gobernantes de ambos países, que en su minuto estuvieron por caminar hacia dicha fusión. Cabe señalar que esta noticia fue destacada por el diario ABC de España en su edición matutina del 17 de febrero de 1953, por la  importancia que tenia.

A lo menos es interesante conversarlo, discutirlo;  se dejarían de lado años de divisiones y recelos por litigios limítrofes, desconfianzas de todo tipo. Sería un país Bi-Oceánico con muchos recursos naturales, podría ser eje del comercio y en una posición geopolítica estratégica y con acceso privilegiado a la Antártica, con posibilidad real de anexar las Islas Malvinas entre muchos otros beneficios que podrían discutirse. Cabe mencionar que, actualmente sólo existe una Fuerza de Paz, llamada «Cruz del Sur» formada por militares de ambos países diseñada para ser puesta a disposición de la Organización de Naciones Unidas con el propósito de ser empleada en operaciones de mantenimiento de la paz, bajo sistema UNSAS.

Carlos Ibáñez del Campo y Juan Domingo PerónA continuación reproducimos un notable articulo publicó en febrero del 2018 en el periódico Publimetro por el periodista Alejandro Osorio. Todo gracias a la inquietud de nuestros amigos de Uruguay Hispanista y a la Historiadora Monserrat Risco que nos hizo llegar este articulo. En el se puede ver lo cerca que se estuvo de concretar por la visión geopolítica de los Presidentes Carlos Ibáñez del Campo (Chile) y Juan Domingo Perón (Argentina).


El día en que un presidente transandino llamó a unificar a Chile y Argentina para crear los Estados Unidos Hispanoamericanos

El 28 de febrero de 1953, Juan Domingo Perón sentenció: “Desde hoy los chilenos serán considerados compatriotas por todos los argentinos, y ésta debe ser una consigna de honor nacional

Corrían los primeros días de 1953 y Chile y Argentina disfrutaban de una muy buena relación bilateral, sustentada principalmente por la cercanía de sus dos presidentes. Mientras en la Casa Rosada gobernaba Juan Domingo Perón; en La Moneda, el mandatario chileno era Carlos Ibáñez del Campo.

Similitudes

Ibáñez y Perón no solo tenían una cercanía personal, sino que también respondían a un perfil similar. Ambos eran militares, eran reconocidos por su inclinación a los gobiernos dictatoriales y populistas. El general Ibáñez había llegado al poder por primera vez en medio de una profunda crisis institucional. Ganó unas elecciones poco democráticas por el 98% de los votos como candidato único y desarrolló un gobierno con dos ejes: un fuerte acento en lo social y fortalecimiento del Estado. Pero la depresión de 1929 puso fin abruptamente a su administración.

Después de perder dos elecciones, en 1952 ganó la presidencia con un 46% apoyado por varios partidos de izquierda y regresó a La Moneda, esta vez por por la vía democrática.

Al otro lado de la cordillera, en tanto, Perón siguió con detalle el primer gobierno de Ibáñez a fines de las década del 20. El turno del líder del Justicialismo llegaría recién en la década de los 40, cuando un golpe de Estado puso a los militares en el poder. Perón no fue uno de los líderes, pero si comenzó a trabajar en el gobierno y reforzó sus vínculo con los sindicatos.

El golpe fue en 1943 y ese mismo año la dictadura militar creó la Secretaria de Trabajo Nacional, donde Perón fue designado como su cabecilla. El entonces coronel inició ahí su labor con las fuerzas obreras.

Ya en 1944, Perón era un referente al interior de la dictadura gracias a sus ideas nacionalistas y populistas. Rápidamente la sociedad argentina se polarizó entre peronistas y antiperonistas. En 1946 Perón gana las elecciones presidenciales con 52%, y de inmediato inició un gobierno marcado por medidas populistas y de culto a su personalidad.

En 1952 Perón asumió su segundo gobierno, el mismo año en que Ibáñez inició su segundo periodo presidencial.

La unión chileno-argentina

Para graficar la cercanía entre Chile y Argentina, Perón decidió que su primer viaje al extranjero como mandatario sería… Santiago de Chile, pero antes tenía preparado una sorpresa: planear la unión chileno-argentina.

En la previa a su viaje a Chile, los primeros días de febrero de 1953, el mandatario transandino dio varias entrevistas a medios chilenos, para “calentar” su arribo a la capital chilena. Una de esas fue a José Dolores Vázquez, director del diario La Nación de Chile, con quien mantenía un especial vínculo. Relajado, Perón sorprendió al mundo al plantear la génesis de una nueva nación: Los Estados Unidos Hispanoamericanos, para hacer contrapeso a EEUU y que esta nueva nación debería nacer de la unión de Chile y Argentina.

“Estamos escribiendo la historia de los próximos siglos. Si Chile y Argentina logran la unidad, como yo espero, constituirán el núcleo central de la unidad Iberoamericana. Más tarde vendría la unión con otras naciones, como Brasil. Si el pueblo argentino debe poblar las calles para clamar por la unión con Chile, lo hará y derrotará así los intereses privados que pueden oponerse a ella”, aseguró el presidente argentino en la entrevista.

Perón agregó: “Los gobernantes convencen y yo convenzo a mi pueblo de las cosas que son buenas para él y para Hispanoamérica. Mi pueblo comprende y hace lo que yo le pido”, sentenció.

Ante su visita a Chile, Perón fue claro: “Iré a proclamar la unión indestructible entre Chile y Argentina. La unidad que no hicieron O’Higgins y San Martín la pueden hacer Ibáñez y Perón (…) El pueblo chileno comprenderá”.

En el libro “Historia del Peronismo”, de Hugo Gambini, se narra que Perón llegó a decir en la entrevista con Vázquez que “regalaremos a Chile la carne y el trigo que su pueblo necesite’. Y cuando Vázquez le advirtió que los chilenos creían que la Argentina buscaba anexarse a ese país, se encogió de hombros, soltó una carcajada y contestó: ‘Estoy dispuesto a que Chile se anexe a la Argentina…”.

Según Gambini, “esta última frase empeoró todo, porque en lugar de ser entendida como un chiste, se la interpretó como una confesión de intentos expansionistas. Para suavizar llegó un cronista de El Imparcial y le dijo: ‘Por favor, ponga claro que no hay que confundir unidad con anexión”.

El decálogo de Perón

El mandatario argentino visitó Chile y fiel a su costumbre, maravilló a las masas, recorrió Santiago, Valparaíso y Concepción. En su travesía a la ciudad penquista en tren, en cada estación salió a saludar a la gente en pijama.

ero tras su regreso a Buenos Aires, el 28 de febrero de 1953, el gobierno transandino emitió un decálogo para la unión chileno-argentina. En el primer punto se lee “(los argentinos) debemos trabajar por la grandeza de Chile y por la felicidad de su pueblo con la misma fe y con el mismo amor con que trabajamos por nuestra propia felicidad”.

El punto siguiente era más categórico: “Desde hoy los chilenos serán considerados compatriotas por todos los argentinos, y ésta debe ser una consigna de honor nacional”.

Más allá del debate si esta arremetida comunicacional peronista buscaba expandir las fronteras argentinas o buscaba una genuina unión chileno-argentina, todo que quedó sepultado cuando en 1955 un golpe de Estado acabó con el gobierno de Perón y sus sueños de los Estados Unidos Hispanoamericanos.

El detalle del decálogo

  1. Cada argentino debe saber que los pueblos de Chile y Argentina, conservando la plenitud de sus soberanías nacionales, son real y efectivamente pueblos hermanos y, en consecuencia, debemos trabajar por la grandeza de Chile y por la felicidad de su pueblo con la misma fe y con el mismo amor con que trabajamos por nuestra propia felicidad.
  2. Desde hoy los Chilenos serán considerados compatriotas por todos los argentinos, y ésta debe ser una consigna de honor nacional.
  3. Cada Argentino debe comprometerse a trabajar en su puesto por el acercamiento material y espiritual de los pueblos de Argentina y Chile.
  4. El Gobierno, el Estado y el Pueblo argentinos arbitraran todos los recursos y medios que contribuyan a consolidar en Chile la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, del mismo modo que luchamos por las nuestras, porque ellas son las únicas bases de la unión comprometida.
  5. La unión argentino-chilena no ha excluido ni excluye la futura adhesión de los pueblos hermanos de América sobre las mismas bases de Justicia Social, Independencia Económica y de Soberanía Política.
  6. Las organizaciones sociales, económicas y políticas del pueblo argentino habrán de promover la máxima vinculación posible con sus similares chilenas, a fin de realizar una acción armónica y solidaria en defensa de los intereses comunes. El gobierno prestará su más amplio apoyo a estas vinculaciones entre los pueblos hermanos.
  7. La legislación general argentina deberá corresponder en el futuro a la unión de los pueblos de Chile y Argentina.
  8. Los organismos del Gobierno y del Estado, en la Nación y en las provincias, particularmente en las provincias y territorios limítrofes con la hermana República de Chile, coordinarán su acción con sus similares chilenas sobre bases de real y leal sinceridad.
  9. Todo acto contrario a los intereses comunes de la unión de los pueblos argentino y chileno será considerado por los argentinos como una falta de honor en relación con el compromiso contraído.
  10. Los pueblos de Argentina y Chile son depositarios de esta alianza puesto bajo la protección de Dios, fuente de todo amor, de toda justicia y de toda libertad.

Articulo original: Publimetro 20 febrero 2018