Algunos podrían decir que poco o nada dado que están distantes por miles de kilómetros, pero lo que las vincula es un famoso refrán, que dice: El que fue a Melipilla perdió su Silla, el cual es conocido por todos los chilenos y que hace alusión a quien deja su puesto ya no lo encuentra a su retorno. Pero lo que no todo el mundo sabe es que el dicho original no es con Melipilla sino con Sevilla. Esto es otra de nuestra herencia cultural hispana que sale por todos lados en casa uno de nosotros.
Veamos de donde viene la frase originalmente. Resulta que en el siglo XV. El Arzobispo de Sevilla, Alonso I de Fonseca ayudo a su sobrino Alonso II de Fonseca, para que fuera arzobispo de Santiago de Compostela. El sobrino participó en intrigas políticas y fue arrestado por uno de los señores de la época. La familia pagó su rescate usando la tesorería de la iglesia, lo que provocó un escándalo entre los feligreses. Para evitar males mayores, sobrino y tío intercambiaron diócesis, quedando el tío en Galicia y el sobrino en Sevilla. Es decir intercambiaron de Silla diocesana.
El tío se dedicó a apaciguar los ánimos y resolver los problemas de “malversación de fondos” de su sobrino y cinco años más tarde quiso volver a intercambiar las diócesis, a lo que el sobrino se negó. El tío tuvo que pedir el apoyo papal, el cual dictó una bula en su favor, y viendo que su sobrino la ignoraba tuvo que solicitar el apoyo armado del Rey de Castilla, que finalmente tuvo que dar su brazo a torcer.
Es importante mencionar que con el tiempo el refrán cambio dado que originalmente era: El que se fue de Sevilla perdió su silla, y así tiene más sentido la frase, del mismo modo en otros lugares de Hispanoamérica como Perú y Argentina se dice de otra forma, y para que rime en vez de utilizar la ciudad española, se dice: “la Villa”. En Colombia el dicho es con la ciudad de Barranquilla.
Fuentes de apoyo: http://palabradechile.blogspot.com/2013/11/refranes-chilenos-i.html