Autor: Carlos Sepúlveda, Talca.
“Por su desequilibrio de fuerzas y por su desenlace, Tucapel sólo acepta ser comparada con las Termópilas y La Concepción”. Enrique Bunster
La vida del Gobernador cambiará. Ha cumplido muchas de sus metas, pero sus afanes de gloria no cesan: expandir el Reyno hasta Magallanes, he ahí su gran anhelo. Su esposa, Doña Marina Ortiz de Gaete, se encuentra viajando desde el Atlántico para arribar al Nuevo Mundo. El Hidalgo sabe que es tiempo de fecundar su prole, y así sellar con su sangre la obra civilizatoria que ha desarrollado en la Terra del Austro, en aquellos indómitos parajes que ya siente como propios.
Llegan noticias inesperadas. Alonso Corona, jefe de la guarnición de Purén, advierte sobre un inminente levantamiento de los indios, y pronto los chasquis informan que Tucapel ha sido destruido. Curtido en tantas batallas, cual Quijote el Padre de Chile no se amedrenta. Juzga pacificado el Arauco, y cree que enfrenta una asonada local. Envía una nota a Juan Gómez de Almagro para que se le reúna en Tucapel el día de navidad con algún contingente de caballería, y parte a la lid con poco más de cincuenta cristianos y dos mil indios amigos. La providencia siempre le ha socorrido: ¿por qué dudar esta vez? Leer más
Todo comienza por una petición del Cabildo de Santiago en 1733, en que solicita a Su Majestad el Rey Felipe V la instalación en Chile de una casa de acuñación de monedas. Frente a la demora de la respuesta, Francisco García Huidobro, comerciante peninsular avecindado en Santiago, solicitó en 1741 al rey de España permiso para instalar una fábrica de monedas y así solucionar el problema de creación de circulante, que se producía cuando se atrasaba el envío de monedas desde Perú donde existía
¿Cuántas veces no hemos escuchado o dicho esta expresión?. Lo hacemos para referirnos a que somos hijos de esta bella tierra. Sin embargo, este noble grano se come en muchas partes y que NO es originario de nuestro país. Esta legumbre es originaria de América Central, lo que hoy es México, Guatemala, Honduras y El Salvador y existen más de 50 variedades y se les otorga diversos nombres entre los más comunes están frejol, frijol o fríjol, frisol, habichuela, caraota, poroto, judía, fréjol, alubia, entre los principales. La palabra «Poroto» se usa en En Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, se sabe que proviene de la palabra quechua «purutu«.