La historia de Ahumada es anterior incluso a la fundación de Santiago del Nuevo Extremo por la hueste de conquistadores hispanos que llegaron con Pedro de Valdivia en 1540. El trazado de la calle Ahumada siguió la huella del «Qhapaq Ñan», el Camino del Inca, la gran red de caminos que comunicaban el Tahuantinsuyo y cuyo rastro cruzaba el valle del Mapocho desde varias decenas de años antes de que los europeos llegaran a estos parajes. Según recientes investigaciones arqueológicas, la presencia del imperio de los incas estaba marcada por la existencia de un pequeño centro administrativo y el camino llegaba hasta al menos la Angostura de Paine.
Una vez que los españoles se instalaron sobre ese poblado, aprovechando la infraestructura ya existente, la calle fue una de las primeras en tener como vecinos a los conquistadores de la hueste de Pedro de Valdivia. Rodrigo de Araya y Lázaro de Aránguiz serán los primeros vecinos ilustres y la callejuela que une a la plaza de Armas con la Cañada de San Francisco (Alameda) pasará a ser conocida inicialmente como la calle de Lázaro Aránguiz hasta que ya en 1580 se hace conocida con el nombre que aún hoy tiene: calle de los Ahumada, por la residencia de Juan de Ahumada y sus descendientes. Leer más
Con la orden del rey Carlos III de 1768, al igual que otros monarcas, expulsó a los Jesuitas de sus reinos, esto lo llevo junto al resto de la orden a radicarse en los Estados Pontificios donde años más tarde el papa Clemente XIV puso fin a la orden.
Los únicos latinos son los habitantes de la región italiana del Lacio y, como mucho, los habitantes de los países que tienen su lengua de origen en el latín, pero que hoy en día, a su lengua se le denomina lengua romance, que es como se le llama a las lenguas que vienen del latín: lenguas romances, no directamente latinas porque no es latín, ni una variante del latín.
Doña Ana María de Loyola Coya Inca era hija de la princesa