Desde fines de octubre de este año se realizan trabajos de levantamiento arquitectónico y la toma de muestra de materiales a cargo de un equipo restaurador, el Ministerio de Obras Públicas de la Región de Los Ríos, a través de su Dirección de Arquitectura, avanza en la etapa de diseño del proyecto de restauración y puesta en valor de los centenarios torreones del Barro y Los Canelos de Valdivia. La iniciativa, financiada en su etapa de diseño por el Gobierno Regional con inversión de 200 millones de pesos, busca generar una nueva protección de las icónicas estructuras.
Se trata de estructuras únicas ubicadas en medio de céntricas áreas urbanas, que han adornado un sinnúmero de postales, pero que sin embargo muestran evidentes daños por el paso del tiempo, ya que la preocupación por el patrimonio parece no haberlas alcanzado. Se trata de los torreones Del Barro -también llamado Picarte- y Los Canelos, ambos construidos con piedra cancagua y cal que funcionaron como torres de vigilancia y que conforman actualmente los últimos vestigios de las fortificaciones que defendieron Valdivia desde el siglo XVIII, y que actualmente son víctimas de rayados, desmoronamiento de su mampostería y la densa vegetación que crece en su interior y en la parte superior.
Historia
Fueron construidos por órdenes del Gobernador de Valdivia Don Joaquín de Espinoza y Dávalos (Lima 1715 – Valdivia 1781) a partir de 1774 marcando los antiguos límites que poseía la actual capital de Los Ríos, siendo parte principal del denominado Cerco de Duce, una extensa muralla fortificada que construyó en 1780 el ingeniero Antonio Duce, con el objetivo de proteger la zona de eventuales invasiones navales. Esto era muy necesario puesto que era una época de armadas poderosas, por ello España vio la necesidad de resguardar sus dominios en el Pacífico.
Los torreones fueron declarados Monumento Nacional el 24 de marzo de 1926, sin embargo el poco cuidado que exhiben no es algo nuevo. Ya en 1938, la revista Ercilla daba cuenta que Los Canelos era usado como «almacén de trastos viejos a una oficina del Ministerio de Tierras y Colonización», motivo por el que «irreverentemente le han hecho un hueco para encajarle una ventanita de vidrio».
Cabe destacar que, ese al valor patrimonial que tienen, la última restauración comprobada fue ordenada a fines del siglo XVIII por el virrey del Perú, Ambrosio O’Higgins, quien años antes había participado como ingeniero ayudante en su construcción.
Proceso de Restauración
La restauración de estos emblemáticos torreones ha sido una prioridad para el MOP, por eso no alegra el inicio del trabajo de los equipos arqueológicos, que generarán un estado de situación actual, y al mismo tiempo un diseño de arquitectura para lo que será la restauración de los monumentos. Pero además, hay que darle contexto a estas obras, y en ese sentido, estamos incluyendo esta restauración como un objetivo complementario de nuestro Plan Maestro del río Valdivia, ya que ambos torreones están cercanos a nuestro río, dijo el seremi de Obras Públicas de Los Ríos, Johnny Herrera.
“Este proyecto se gesta luego de identificar un importante deterioro en estas estructuras, en base a su falta de mantención y contextualización histórica. Los equipos técnicos de arqueólogos trabajan en el diagnóstico de estado de las estructuras, obteniendo muestras de materiales, a cargo del equipo de la consultora. Posteriormente, se generará un proyecto acorde para la restauración completa de las estructuras, el cual deberá tener visto bueno del Consejo de Monumentos Nacional, ya que ambos torreones son monumentos históricos”, dijo el director regional de Arquitectura, Adolfo Quiroz. El diseño del proyecto de restauración finaliza en febrero del año 2023.
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